miércoles, 17 de diciembre de 2008

The Kingdom of the Sun

Dear Diary,

Hoy vengo a continuar con mi historia.

Capítulo 1: Verdades de la Sonata de la Flatulencia Eólica

Tiempo después de leer el panfleto, el niño decidió descartarlo como si nada hubiese pasado y continuó con su viaje de regreso a casa. Dichosos eran los habitantes de este pueblo, pues todo tendía a connotar un sentido bizarro dentro de la vida común de la plebe. La panadería despedía un extraño olor a atunero con unos días sin haberse refrigerado, mientras que el mercado de mariscos olía aún peor; ya se imaginarán como olía el basurero de este pueblo perdido en un vórtice temporal. Sin embargo, esto no era obstáculo para el niño, que simplemente ignoraba el folklor que destacaba al reino de Bellatopia.

De pronto, el sendero se alejaba del gran mercado y lo conducía a un lugar donde la civilización todavía no se había proliferado. Un letrero medio caído desprendía de un palo de tres metros de altura:

-.Shemua, Shetua.-
(Mi casa es tu casa, en bellotopés)

El pequeño protagonista se dispuso a entrar a lo que parecía era su casa, pero justo antes de que esto se le ocurriera, observó un fenómeno bastante inusual: una mujer de estatura baja con actitud un tanto pasiva discutía con la madre del niño.

Esperando y esperando, el día comenzó a tornarse oscuro y la señora -cada vez más desesperada- seguía discutiendo con la señora madre del palito de pan. Esta última simplemente respondía con indiferencia e ignorancia, pues desconocía la respuesta al malestar de la mujer chaparrita, así que finalmente esta mujer desistió y dejó de molestar a la madre. La mujer giró 180 grados y con una actitud bastante pomposa, miró al infante detenidamente y le dijo:
-Ash, y tú ¿qué?

A pesar de la diferencia de edades, la estatura de ambos era practicamente la misma, lo que causaba problemas a la mujer. Sin poder percibir esto, el niño simplemente comentó:
-¿Puedo ayudarle en algo señora?
-¿Eh? -exclamó la mujer.
-¿Hay algo que pueda hacer por usted? ¿Qué necesita de mi mamá?
-Nada niño, nada. No encuentro a mi esposo. Tú no sabes donde está, así que no te metas.
...
-¿Y cómo se llama?
-¿Quién? ¿Yo? -dijo sorprendida.

La mamá interrumpió:
No señora, su esposo.

-¡Oh! Pues yo soy la Duquesa Wers, y busco a mi esposo Yors.
-Umm... lo siento señora, pero no sé quién es su esposo.
-¿Que qué? ¿Cómo no vas a saber quién es mi ESPOSO? ¿No vives aquí? ¡Habrá una gran ceremonia para el matrimonio de mi hija, que ahora será princesa!

En este momento la madre simplemente se desesperó de los gritos de la duquesa, y entró a su casa haciéndole una seña a su hijo para que se apresurara.
-Umm.. ¿se refiere al rey que mencionan en el viejo panfleto que está por todo Vellotopia?
-¿Vellotopia? Supongo que te refieres a Bellatopia, pero bueno. Así es, ¿ves como sí nos conoces?
-Aún así, nunca he salido fuera de nuestro pequeño reino, no sé que hay detrás de esas montañas. Mi mamá dice que es peligroso.
-Ay, niño. Tú no sabes nada. Escucha a tu mamá. Anda, ve a dormir que yo tengo prisa.

La Duquesa Wers salió corriendo y abrió un pequeño parasol cuyo emblema parecía ser una flor de loto con una F estilizada. El infante simplemente entró a su casa, harto de los debrayes de la duquesa. Justo antes de cerrar la puerta, se escucho una flatulencia proveniente de la duquesa trotadora cuya potencia daría verguenza hasta a una ventisca en pleno invierno.

-Hijo, tú no has visto nada de esa mujer. Ya verás que mañana estará de regreso. Está loca. En vez de estar lamentándose por su esposo, debería de ir de regreso a su reino a calmar las cosas.
-¿Quieres decir al reino de la Obscenidad?
-¿Qué? No me contestes así, Rodrigo.
-Oh, yo me refería al panfleto que encontré en el pueblo.
-¿Hablas de esto? También encontré uno mientras iba al mercado. Nada de esto es cierto, nosotros vivimos en Bellatopia, recuerdas? Lo único cierto de ese panfleto es el nombre de la provincia, la del Astro Mayor.
-Entonces la señora que vino...
-Ella es de Hobbs, no del reino de lo que tú dijiste, Rodrigo. Su esposo lleva desaparecido más de 5 años, a pesar de que el panfleto lo hace ver como si él todavía estuviera en la casa real. Se supone que su hija será ascendida a estatus de princesa porque Astro Mayor ahora será reconocido como reino. Son cosas que tú no entiendes, no te preocupes mucho por ellas. Anda, ve a dormir.
-Hmmm...

El niño, intrigado por los millares de nudos que existían en su mundo, comenzó a planear con sus pocos conocimientos una forma de entender todos los fenómenos que lo rodeaban.

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Unos pocos días después...

La madre de Rodrigo corría desesperadamente por las puertas del castillo de Bellatopia.
-¿Está seguro que no ha visto a mi hijo?

El capitán de la guardia real respondió con altanería:
-Señora, le aseguramos que toda la Guardia Real de Bellatopia ha estado buscando, y nada.
-¿Cómo puede ser eso? Llevaba un bonche de papeletas y panfletos que encontró en mi casa que hablaban de la ceremonia de ascensión de la Princesa de los Tálpidos.

Desesperado, el capitán contestó:
-¿De qué habla? ¿De esa tonta ceremonia de la provincia vecina? ¿De todas formas, qué es un tálpido y a quién le importa?
-Señor, un tálpido es... un topo. -exclamó su compañero de bajo rango.
-¡Oiga, le imploro! ¡Encuentre a mi hijo!

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Y así comienza la verdadera historia del Reino del Sol.

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