Érase una vez la historia épica de la pelea de dos familias submarinas.
Por un lado se tenía a la escuela de peces de atún, con su característico olor a podridito... Esta familia, en su mayoría de género femenino (aunque a veces se le escapaba un machito que hacía pasarse por atuncito) tenía una crisis: no podían reproducirse con sus amigos los truchitos.
Había dos problemas, algunos de los truchitos se empezaron a confundir y se pegaban entre ellos, no necesariemente para golpearse, sino para estar más juntitos de lo normal. Otros... eran realmente violentos. No era raro que en un encuentro con los atuneros, se escuchaba un sonido muy característico que retumbaba por los Siete Mares:
HUSH-PA!
Además, los contaminantes del mar no permitían la unión de estas dos familias. En algunos casos, el olor a fierro no dejaba que los pobres atuneros pudieran realizar su tarea con los truchitos. Era una cosa que, ¡puf!, para qué les cuento. Mejor en otra ocasión.
Ahoy Matey,
-Bobo Jabon-zote
*Nota del autor: Disculpen la redacción del nabo*.
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